Sordera
Cuidar nuestro sistema auditivo
¿Subes el volumen del televisor o de la radio para poder oír bien lo que dicen? Cuando estás con gente, ¿miras sus labios para poder entender mejor lo que dicen? ¿Tienes la sensación de que las demás personas hablan siempre muy bajo? Si es así, tu sistema auditivo puede estar mostrando síntomas de que no funciona del todo bien...
Nuestra sociedad está acostumbrada al ruido; la verdad, somos una sociedad muy, pero que muy ruidosa. El oído es un órgano que potencia nuestro intelecto, que nos ayuda a desarrollar nuestro lenguaje y que beneficia las relaciones con los demás.
Las ondas sonoras impactan en nuestro pabellón auditivo hasta llegar al tímpano. Estas vibraciones se transmiten por una serie de huesecillos (martillo, yunque y estribo) amplificando el sonido hasta la cóclea. La cóclea tiene forma de caracol y en ella si mueven más de 15.000 células sensoriales capaces de estimular el nervio auditivo y trasladar dicha información al cerebro. En mi página web tenéis un artículo sobre los acúfenos donde comprenderéis mejor dicho sistema.
La sordera puede tener su origen en el parto. Cualquier alteración genética, o alguna enfermedad de la madre durante la formación del embrión como la rubeola o la toxoplasmosis, pueden producir sordera; del mismo modo que un problema de oxigenación del recién nacido durante el parto, o por la «ictericia del recién nacido» a causa de la bilirrubina que tiende a lesionar el nervio auditivo.
Enfermedades como la meningitis, las paperas o el sarampión, algunos traumatismos, la toma de algunos medicamentos ototóxicos como la estreptomicina, la gentamicina o la neomicina, o algunos quimioterápicos, diuréticos o el mismo ácido acetilsalicílico, pueden producir sordera.
Muchos de los problemas auditivos provienen del trabajo mismo de cada persona: el uso de sierras eléctricas, de martillos neumáticos, ruido de las máquinas de las lavanderías, los peluqueros por el ruido de los secadores o gente que trabaja en discotecas. Por desgracia, cada vez hay más jóvenes que sufren problemas auditivos debido a las nuevas tecnologías.
Nuestra sociedad está acostumbrada al ruido; la verdad, somos una sociedad muy, pero que muy ruidosa. El oído es un órgano que potencia nuestro intelecto, que nos ayuda a desarrollar nuestro lenguaje y que beneficia las relaciones con los demás.
Las ondas sonoras impactan en nuestro pabellón auditivo hasta llegar al tímpano. Estas vibraciones se transmiten por una serie de huesecillos (martillo, yunque y estribo) amplificando el sonido hasta la cóclea. La cóclea tiene forma de caracol y en ella si mueven más de 15.000 células sensoriales capaces de estimular el nervio auditivo y trasladar dicha información al cerebro. En mi página web tenéis un artículo sobre los acúfenos donde comprenderéis mejor dicho sistema.
La sordera puede tener su origen en el parto. Cualquier alteración genética, o alguna enfermedad de la madre durante la formación del embrión como la rubeola o la toxoplasmosis, pueden producir sordera; del mismo modo que un problema de oxigenación del recién nacido durante el parto, o por la «ictericia del recién nacido» a causa de la bilirrubina que tiende a lesionar el nervio auditivo.
Enfermedades como la meningitis, las paperas o el sarampión, algunos traumatismos, la toma de algunos medicamentos ototóxicos como la estreptomicina, la gentamicina o la neomicina, o algunos quimioterápicos, diuréticos o el mismo ácido acetilsalicílico, pueden producir sordera.
Muchos de los problemas auditivos provienen del trabajo mismo de cada persona: el uso de sierras eléctricas, de martillos neumáticos, ruido de las máquinas de las lavanderías, los peluqueros por el ruido de los secadores o gente que trabaja en discotecas. Por desgracia, cada vez hay más jóvenes que sufren problemas auditivos debido a las nuevas tecnologías.
¿Qué pruebas se realizan?
Otoscopio: Es un aparato que abre el conducto auditivo y nos permite ver si hay algún objeto extraño o algún problema en el tímpano.
Audiometría: Nos ayuda a conocer la capacidad auditiva de cada oído a través del audiómetro, un aparato que nos ofrece distintos tipos de intensidades y frecuencias de ondas de sonido.
Acumetría: en esta prueba se utiliza un diapasón para evaluar la capacidad auditiva de cada paciente.
A demás, se pueden realizar análisis de sangre, cultivos de algunas secreciones del oído, radiografías craneales o de la región mastoidea, resonancias magnéticas o incluso arteriografías. Siempre, con el consentimiento de un médico cualificado.
ATENCIÓN
Recuerda que el límite de sonido en un entorno laboral se encuentra en los 80 decibelios. A partir de 70, el oído empieza a sufrir. En un conciero, se puede llegar a superar fácilmente los 100dB.
Xavier Turell Nebot - Sordera
Xavier Turell
Masajista en Sabadell
Medicina China
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@masajista_sabadell
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