26 / Marzo / 2022
Es evidente que tenemos más vínculos con el horario de Londres que con el de Alemania pero, una vez más, la ciencia tiene poco que hacer cuando la economía no va de su lado (muchos de estos cambios de horario se hicieron debido a la crisis del petróleo). Sabemos que es más inteligente tomar medidas de ahorro energético a través de las energías renovables y dejar de lado el tema del cambio horario, pero...
Se han hecho muchos estudios sobre cómo nos puede afectar estos cambios a nivel fisiológico y mental. El más evidente es una alteración en los niveles de melatonina (hormona que nos ayuda a regular nuestros estados de vigilia y sueño en función de la luz solar), y que podría provocar diversos síntomas que varían según cada persona.
Como anécdota, os diré que hay algunos estudios que apuntan a la posibilidad de que en los cambio de horario que se realizan en primavera se produzcan más infartos de miocardio, más accidentes de tráfico y más suicidios. Sólo cómo anécdota.
No estoy muy de acuerdo con el cambio de hora pero, dicho esto, y teniendo en cuenta que la mayoría de las personas pasan las noches pegados al televisor, enganchados a su teléfono móvil o al ordenador, tampoco creo que el problema de la melatonina vaya a ser precisamente un simple cambio de horario... Quizás lo que sucede es que a veces nos es más fácil quejarnos de lo que hacen los demás que fijar nuestra atención en lo que hacemos nosotros mismos. Entre los malos hábitos, el estrés que llevamos todos/as encima y el cambio de estación (alergias, polución, etc), creo que el cambio de hora será una buena cabeza de turco.