Los acúfenos son una serie de zumbidos en los oídos que pueden variar de frecuencia según la persona; pueden ser silbidos, zumbidos, tintineos, ruidos persistentes, etc. Sus causas pueden ser múltiples: altos niveles de estrés, un exceso de cerumen, aterosclerosis, daños en el oído interno, exposición prolongada a fuertes ruidos... y puede afectar a todo tipo de personas, siendo lo más habitual en varones de más de 65 años.
La medicina todavía no tiene un tratamiento concreto para los acúfenos ya que sus causas son diversas y dependen de cada paciente. Es por ello que la información que recibe el paciente a la hora de poder aceptar el problema es sumamente importante, como veremos más adelante. En este artículo intentaré hacer un repaso del oído, de sus patologías más comunes haciendo hincapié en los acúfenos y tratando de explicar sus posibles causas. Se trata de una información orientativa, no definitiva y que irá variando con el paso del tiempo, pero que creo que puede ayudar a todas las personas que sufren este tipo de trastorno.
¿Cómo se forma el sonido?
El sistema auditivo
El tímpano separa el oído externo del medio. Se trata de una membrana en constante movimiento que responde a las distintas fluctuaciones del aire que se produce en la atmósfera. Cada onda que penetra en el conducto auditivo choca contra el tímpano y lo hace vibrar en mayor o menor medida. El tímpano es fundamental para que el cerebro pueda procesar la información de cada onda sonora.
En el oído medio encontramos una serie de huesos muy pequeños (martillo, yunque y estribo), que serán los encargados de recibir las vibraciones del tímpano y trasladarlas hacia el cerebro. El tímpano amplificará su vibración al martillo, este al yunque, y este al estribo, quien presionará la cóclea, conectando así con el oído interno.
En el oído interno (llamado también laberinto) el sonido encontrará fluido, y eso hará cambiar su conducta de forma drástica. Su estructura es parecida a la de un caparazón de caracol y está formada por: la escala timpánica, la escala vestibular y la escala media, todas ellas separadas por unas delicadas membranas que nos ayudan a transferir el sonido y la presión. La membrana basilar está formada por células pilosas muy pequeñas que reaccionarán según la frecuencia que se emita a través de la clóquea. Esto creará impulsos eléctricos que serán transmitidos hacia el cerebro para que interprete los sonidos que nosotros conocemos. El nervio que lleva la información auditiva y la del equilibrio hacia el celebro es el nervio vestíbulo cloquear.
TROMPA DE EUSTAQUIO:
Los oídos están conectados por la nariz a través de la trompa de Eustaquio. Se trata de un conducto que va desde el oído medio hacia la nasofaringe, haciendo contra-presión de aire en el tímpano; es decir, haciendo que la presión del aire sea igual en ambos lados del tambor. Este conducto nos ayuda de igual forma a descongestionar y a evitar infecciones.
Equilibrio:
El oído, de vital importancia
El utrículo y el sáculo son los que determinan la posición de la cabeza durante todo el tiempo. Al inclinarla, estas dos estructuras llenas de fluido envían señales al resto del cuerpo para ir adaptándose a los cambios. Pero no sólo contienen fluido, sino que están llenos de vellosidades, así como pequeños cristales y sustancias calcáreas que se encuentran en suspensión y que presionan las vellosidades según el movimiento que realizamos.
Los canales semicirculares, en cambio, detectan el movimiento gracias a sus células cilíadas que actúan según nuestros movimientos, en vez de la posición de la cabeza.
Pero el equilibrio no se forma sólo con la información que el cerebro recibe del oído, sino también de la vista. Por eso, si vas leyendo mientras viajas en coche tus ojos entenderán que estás quieto mientras que tus oídos que estás en movimiento, y es por eso que nos mareamos.
PROBLEMAS AUDITIVOS MÁS FRECUENTES:
Son muchas las causas que pueden provocarnos algún tipo de problema auditivo, os expongo a continuación un breve resumen de las más comunes:
Oído del nadador o otitis externa:
Suele ocurrir cuando el oído es expuesto al agua o a la humedad durante mucho tiempo, produciendo una infección del canal auditivo. Demasiada exposición al agua reduce la cantidad de cerumen, protegiendo menos al oído. Dolor al tocarse la oreja o una reducción en su audición son los síntomas más habituales. Por suerte, con sólo ir al médico y unas gotas tópicas podrás solventar favorablemente el problema.
Impactación de cerumen:
Hay gente que produce más cerumen en las orejas que otros. El exceso de cerumen puede provocar problemas auditivos. Aquí hay que recordar que el uso de hisopos de algodón para limpiarse las orejas no son nada recomendables, ya que terminas empujando el cerumen hacia el tímpano y no limpiándolo.
Otitis media:
Se trata de una de las infecciones más normales durante la infancia. De no tratarse a tiempo, puede conllevar una pérdida de audición permanente. Normalmente con la toma de antibióticos es suficiente, pero si hay resistencias habrá que hacer drenajes.
Enfermedad de Ménière:
Trastorno del oído interno que afecta a la audición y al equilibrio. Se trata de un desequilibrio en el fluido del oído interno. Sus síntomas son: vértigos, acúfenos, pérdida de la audición y plenitud otica. Hay que tener en cuenta también si el paciente tiene la presión arterial alta, o si padece de alguna enfermedad cardíaca.
Oído del nadador o otitis externa:
Suele ocurrir cuando el oído es expuesto al agua o a la humedad durante mucho tiempo, produciendo una infección del canal auditivo. Demasiada exposición al agua reduce la cantidad de cerumen, protegiendo menos al oído. Dolor al tocarse la oreja o una reducción en su audición son los síntomas más habituales. Por suerte, con sólo ir al médico y unas gotas tópicas podrás solventar favorablemente el problema.
Impactación de cerumen:
Hay gente que produce más cerumen en las orejas que otros. El exceso de cerumen puede provocar problemas auditivos. Aquí hay que recordar que el uso de hisopos de algodón para limpiarse las orejas no son nada recomendables, ya que terminas empujando el cerumen hacia el tímpano y no limpiándolo.
Otitis media:
Se trata de una de las infecciones más normales durante la infancia. De no tratarse a tiempo, puede conllevar una pérdida de audición permanente. Normalmente con la toma de antibióticos es suficiente, pero si hay resistencias habrá que hacer drenajes.
Enfermedad de Ménière:
Trastorno del oído interno que afecta a la audición y al equilibrio. Se trata de un desequilibrio en el fluido del oído interno. Sus síntomas son: vértigos, acúfenos, pérdida de la audición y plenitud otica. Hay que tener en cuenta también si el paciente tiene la presión arterial alta, o si padece de alguna enfermedad cardíaca.
¿Por qué tengo acúfenos?
Algunas de las posibles causas
Algunas pequeñas lesiones cerebrales pueden ocasionar acúfenos. Cuando éste se origina en el cerebro y no en el oído se denomina: acúfeno central. Normalmente, hay asimetrías de perfusión lateral que afectan al lóbulo temporal medio. Esta es la zona donde se cree que vinculamos las emociones y la memoria (incluyendo la memoria de los sonidos). Así, algunos expertos creen que los acúfenos son una re-ejecución de un recuerdo sonoro que anteriormente ya se escucho. Dicho de otro modo, cuando una emoción está fuertemente vinculada a un sonido, éste podría oírse aún no estando presente. Por ello, algunos médicos consideran que al romper el vínculo emocional la persona deja de oír el acúfeno. Pero las cosas no son tan fáciles porque hay muchos otros factores que debemos tener en cuenta:
Lesión en la cóclea:
Dentro de la cóclea hay diminutas vellosidades sensoriales que sirven para indicarle a nuestro cerebro cuando se oye el sonido. Cuando estas vellosidades se deterioran por cualquier motivo, nuestra audición puede sentirse perjudicada. Muchas veces, la rotura de estas vellosidades se debe a una exposición continua a un exceso de ruido. Esto hace que la emisión de los impulsos eléctricos se produzca cuando estos no deberían hacerlo.
Estrés:
El hipotálamo controla muchos sistemas en nuestro organismo, pero una de sus principales funciones es la producción de sustancias químicas para que el cuerpo funcione correctamente. El problema es que cuando sufrimos estrés o tenemos alguna conmoción, la producción de dichas sustancias puede variar o no ser suficiente. Y, cuando esto sucede, la comunicación entre el oído y el cerebro se ve afectada, haciendo que el cerebro crea que hay sonido cuando no lo hay.
La pérdida auditiva, las infecciones u obstrucciones del canal auditivo, algunas lesiones en la cabeza o el cuello, los medicamentos, los trastornos en la articulación temporomandibular... También pueden provocar acúfenos.
Dentro de la cóclea hay diminutas vellosidades sensoriales que sirven para indicarle a nuestro cerebro cuando se oye el sonido. Cuando estas vellosidades se deterioran por cualquier motivo, nuestra audición puede sentirse perjudicada. Muchas veces, la rotura de estas vellosidades se debe a una exposición continua a un exceso de ruido. Esto hace que la emisión de los impulsos eléctricos se produzca cuando estos no deberían hacerlo.
Estrés:
El hipotálamo controla muchos sistemas en nuestro organismo, pero una de sus principales funciones es la producción de sustancias químicas para que el cuerpo funcione correctamente. El problema es que cuando sufrimos estrés o tenemos alguna conmoción, la producción de dichas sustancias puede variar o no ser suficiente. Y, cuando esto sucede, la comunicación entre el oído y el cerebro se ve afectada, haciendo que el cerebro crea que hay sonido cuando no lo hay.
La pérdida auditiva, las infecciones u obstrucciones del canal auditivo, algunas lesiones en la cabeza o el cuello, los medicamentos, los trastornos en la articulación temporomandibular... También pueden provocar acúfenos.
Tipos de acúfenos:
No todos los acúfenos son iguales...
Aunque son muchas las personas que dicen tener acúfenos, en realidad hay muchos tipos distintos de ellos. Hay personas que dicen poder escuchar como corre el flujo de la sangre por sus vasos sanguíneos, los latidos de su corazón, el sonido que produce el movimiento de su mandíbula, etc. En estos casos estaremos hablando de un acúfeno objetivo. En cambio, hablamos de acúfenos subjetivos cuando el sonido que alguien escucha sólo lo escucha él en su cabeza. Cuando esto sucede, solemos decir que existe algún mal funcionamiento en el cuerpo, incluyendo también el sistema nervioso y el centro auditivo.Cada persona es distinta y el sonido que se escucha en un acúfeno puede variar mucho entre una persona y otra. Depende de la duración, de la frecuencia, de su intensidad… Hay personas que escuchan un sólo ruido, otros que escuchan dos distintos, y hay que incluso tres o más. Y puede que lo escuchen en un oído o en ambos, dentro de sus cabezas o fuera, etc.
Bien, se suelen dividir los acúfenos en cinco categorías. El de bajo impacto es aquel que no molesta al paciente y que le permite mantener una vida normal y sin problemas. El ruido es aceptado y no va a más. Nos vamos luego al acúfeno de Alta Severidad, donde encontramos a una persona con un acúfeno severo y sin pérdida de audición o problemas auditivos con anterioridad. Es decir, esta persona no está expuesta a ruidos fuertes, etc. El acúfeno Agravado debido a una pérdida de audición complica más las cosas, ya que el paciente debe esforzarse en escuchar aquello que le interesa escuchar a pesar del ruido. Hay también personas que sufren hiperacusia (tengan o no acúfenos), que es cuando el sonido llega a producir dolor. Y, finalmente, encontramos la hiperacusia debida a la exposición al ruido, que son los más difíciles de tratar.
Posibles causas del acúfeno:
Por desgarcia, las variables son muchas
Algunos médicos han relacionado los acúfenos con un exceso de cerumen en el tímpano, a un traumatismo en la cabeza, a una cirugía dental, a una infección auditiva, a un problema en los senos paranasales, a un trauma o situación estresante, o a la enfermedad de Ménière.
Algunas personas pueden tener o notar más acúfenos si toman una aspirina, pero no es el único medicamento que puede manifestar acúfenos como efecto secundario, también lo pueden generar los antiinflamatorios (AINES), algunos antibióticos, algunos diuréticos, los antidepresivos (aunque algunos médicos los recetan para curar los acúfenos).
Cualquier pérdida de la audición puede provocar un reclutamiento auditivo, causando fluctuaciones en el tono y el volumen de lo que se oye. Esto podría provocar acúfenos. Las sustancias ototóxicas (antibióticos o antiinflamatorios) pueden provocar también acúfenos, como ya he mencionado anteriormente.
Otra de las causas de acúfenos podría ser un daño o desgaste en la articulación temporomandibular (ATM). Para saber si es así, podemos presionar los dientes un rato. Si los acúfenos aumentan muy posiblemente esta sea la causa del acúfeno. Abrir la boca en su punto más amplio, o mantenerla abierta con un tapón de corcho entre los dientes y sin presionar durante unos minutos, logrará relajar esta articulación; o aplicar resistencia a su frente con su puño mientras empuja la cabeza hacia delante.
Finalmente, existe un tumor benigno como el neuroma acústico que también puede ser causa de acúfenos.
MÁS CAUSAS:
En la mayoría de los casos (no en todos), la causa puede ser un medicamento ototóxico, que tras dejarlo de tomar suele hacer que el acúfeno desaparezca. También nos podemos encontrar con un trastorno o enfermedad física como la diabetes o la hiperinsulinemia, que hace disminuir el riego sanguíneo en el oído (un 85% de los pacientes podrían estar relacionados con esta causa). Puede que tengamos otosclerosis, que se puede solucionar operando al paciente; o enfermedad de Ménière, alergias, problemas con la tensión arterial, acumulación de cerumen, etc.
Ante todo debemos comprender que todos los acúfenos son distintos de igual manera que sus causas. Así mismo, cuando alguien sufre acúfenos es lógico que se centre en el molesto pitido que escucha sin parar, pero el tratamiento debería ir enfocado a la causa de dicho pitido; como decimos en Medicina China: tratar la raíz para tratar la enfermedad. Algunas investigaciones apuntan a que una de las posibles causas sea una falta de vitaminas y minerales. En algunos casos, la toma de vitamina B (sobre todo de B1, B6 y B12) ha demostrado poder ser de ayuda. Otra posible causa podría ser una deficiencia de hierro, y es aconsejable tomar alimentos ricos en manganeso y colina.
Ante todo debemos comprender que todos los acúfenos son distintos de igual manera que sus causas. Así mismo, cuando alguien sufre acúfenos es lógico que se centre en el molesto pitido que escucha sin parar, pero el tratamiento debería ir enfocado a la causa de dicho pitido; como decimos en Medicina China: tratar la raíz para tratar la enfermedad. Algunas investigaciones apuntan a que una de las posibles causas sea una falta de vitaminas y minerales. En algunos casos, la toma de vitamina B (sobre todo de B1, B6 y B12) ha demostrado poder ser de ayuda. Otra posible causa podría ser una deficiencia de hierro, y es aconsejable tomar alimentos ricos en manganeso y colina.
Acúfeno emocional:
El papel de las emociones...
Algunos expertos creen en la teoría de que esta relación emocional con el ruido, crea un bucle de memoria permanente que hace que continuamente se vaya reproduciendo y escuchando dicho ruido o sonido. Y hasta que no se rompe este enlace emocional, el cerebro sigue reproduciendo el mismo sonido. Quizás por eso, en estos casos concretos, la hipnosis (siempre realizada por un profesional) podría dar buenos resultados.
PRUEBAS MÉDICAS
Ante todo debemos comprender que un acúfeno suele ser más un síntoma que una enfermedad concreta de nuestro organismo. Ante un acúfeno, lo más habitual es consultar a un otorrinolaringólogo. Él será el encargado de realizar un examen físico completo para descartar cualquier otro problema, y un examen de su oído: evaluar las trompas de Eustaquio, ver si hay inflamación, sensibilidad, etc. Puede que realice alguna prueba de audición: audiometría, pruebas con diapasón, etc.
Las radiografías nos servirán para valorar el estado de la mandíbula. La acufenometría nos ayuda para determinar si los tonos que escucha el paciente coinciden con sus frecuencias individuales. Para determinar qué tan fuerte suena realmente su acúfeno, se realizará la prueba de equiparación de sonoridad del acúfeno. Una prueba de enmascaramiento servirá para ver si el sonido que escucha se puede enmascarar y, la prueba de inhibición residual, para saber cuánto tiempo tardaría en desaparecer después del enmascaramiento.
Las radiografías nos servirán para valorar el estado de la mandíbula. La acufenometría nos ayuda para determinar si los tonos que escucha el paciente coinciden con sus frecuencias individuales. Para determinar qué tan fuerte suena realmente su acúfeno, se realizará la prueba de equiparación de sonoridad del acúfeno. Una prueba de enmascaramiento servirá para ver si el sonido que escucha se puede enmascarar y, la prueba de inhibición residual, para saber cuánto tiempo tardaría en desaparecer después del enmascaramiento.
¿Qué podemos hacer?
Ante todo, lo primero es acudir al médico, que haga las pruebas pertinentes y que nos dé un buen diagnóstico. Pero, mientras esperamos, podemos ir haciendo cosas para intentar mejorar la situación. Intente permanecer alejado del mayor ruido posible. El uso de tapones para los oídos es una buena solución para no excitar de más al oído. Intente no tomar cafeína, tabaco, y mantener los niveles de estrés a raya. Observe que su tensión arterial es correcta y que sus niveles de azúcar no son muy altos. La toma de medicación debe darse sólo con el consentimiento de su médico; no se automedique nunca.ACÚFENOS Y CEREBRO:
Hemos oído muchas veces hablar a alguien que le han amputado un pie y, pese a ello, sigue notando dolor en el mismo pie. Esto es posible, ya que el cerebro sigue recordando la sensación de dolor y envía ese aviso al resto del cuerpo. Pues, algunas teorías sostienen que algo parecido podría suceder con los acúfenos. Es decir, el cerebro podría recordar ciertos sonidos y estar enviando las señales de oírlo cuando en realidad el sonido no existe en el ambiente. De hecho, debemos comprender que los oídos son un mero instrumento para poder percibir el sonido, pero es el cerebro quien lo interpreta y le da forma.
Dieta:
Algunos alimentos podrían aumentar los acúfenos
Aunque no haya una evidencia científica directa sobre la relación de los alimentos que tomamos y los acúfenos, sí que sabemos que las deficiencias nutricionales pueden relacionarse con ciertos daños de los nervios auditivos. Por ello, para evitar dichas deficiencias, es importante tomar alimentos ricos en los siguientes nutrientes:
Alimentación
Vitamina A:
Hígado, verduras frescas.
Vitamina D:
Si tenemos deficiencia es mejor tomarla en pastillas. O tomar el sol y hacer deporte.
Hierro:
Carne roja con espinacas.
Zinc:
Cordero, huevos, semillas de calabaza, frijoles.
Manganeso:
Plátano, apio, vegetales de hojas verdes, nueces.
Hígado, verduras frescas.
Vitamina D:
Si tenemos deficiencia es mejor tomarla en pastillas. O tomar el sol y hacer deporte.
Hierro:
Carne roja con espinacas.
Zinc:
Cordero, huevos, semillas de calabaza, frijoles.
Manganeso:
Plátano, apio, vegetales de hojas verdes, nueces.
Muchas de las personas que sufren acúfenos podrían tener deficiencia de alguna vitamina. Ante todo debemos comprobar que tenemos buenas cantidades de vitamina B6, de B12 y E, ya que nos ayudan a que haya una buena circulación. La vitamina A también es importante, del mismo modo que la toma de vitamina C que nos ayuda a estimular nuestro sistema inmunológico y fortalece las células ciliadas cocleares.
Algunas personas creen que el consumo de leche y de carne roja es beneficiosa para los acúfenos. En caso de que quiera consumirlos, asegúrese de que sea carne ecológica y leche de calidad; la leche de cabra es una buena alternativa. También es recomendable tomar: mijo, quinoa, amaranto, yogur, ajo, zanahorias.
Alimentos que pueden perjudicarnos:
Todo dependerá de cada persona y del tipo de acúfeno
En primer lugar, debemos tener en cuenta todas aquellas bebidas que puedan llevar cafeína: el café, las gaseosas, el té… El cacao, las grasas saturadas (ya que contribuyen a aumentar la presión arterial). La toma de alcohol es mejor evitarla, pero es cierto que en algunos casos y si la toma es moderada, podría ocasionar un efecto calmante y mejorar el acúfeno. La mejor manera de saberlo es comprobarlo usted mismo; aun así, por norma es mejor no abusar o eliminar del todo el consumo de alcohol. Intente no abusar de la sal o eliminarla de su dieta y, para ello, recuerde que son muchos los productos procesados que la contienen. No tome azúcar refinado, sabemos que hay una relación directa con el oído, ya que reduce la cantidad de oxígeno que llega a sus células. Tenga en cuenta también los productos lácteos. En caso de tomarlos, intente que sean de leche de oveja o de cabra.
Así mismo, aunque no hay suficientes estudios científicos, sabemos que los cítricos como el pomelo o la naranja aumentan los acúfenos: quítalos de tu dieta o no abuses de ellos.
Fitoterapia:
Todo ayuda, aunque no haya nada definitivo...
Por desgracia, debido a que hay tantos tipos de acúfenos y distintas causas, se ha observado que no a todas las personas les hace el mismo efecto el mismo remedio. Por ejemplo, hay personas que la equinacia les ayuda mucho, y a otras les hace aumentar los acúfenos. Así que prueba (ya que no son peligrosas) y si ves que empeoras déjalas de tomar. Y, antes de tomarlas consulta con tu médico, ya que podrían hacer interacción con tu medicación. A continuación, te expongo algunos de las plantas o remedios naturales que podrían ayudarte:
Fitoterapia
Ginko Biloba:
Nos Funciona muy bien cuando los acúfenos son debidos a un flujo sanguíneo insuficiente en el oído.
Sello de oro (Hydrastis):
Se utiliza básicamente para reducir la mucosidad del oído interno. De hecho, lo que más bien hace es reducir la cantidad de moco viscoso y mantener el moco sano en el oído.
Cimífuga:
Tiene una buena capacidad para aumentar el sistema vascular del oído y su alrededor. Algunos expertos nos aconsejan dosis de 20mg cada día para poder ver los resultados entre dos y cuatro semanas después.
Medicina China:
Se aconseja la toma de sésamo crudo ya que es rico en hierro, magnesio y potasio, pero también debido a que baja la tensión arterial.
Nos Funciona muy bien cuando los acúfenos son debidos a un flujo sanguíneo insuficiente en el oído.
Sello de oro (Hydrastis):
Se utiliza básicamente para reducir la mucosidad del oído interno. De hecho, lo que más bien hace es reducir la cantidad de moco viscoso y mantener el moco sano en el oído.
Cimífuga:
Tiene una buena capacidad para aumentar el sistema vascular del oído y su alrededor. Algunos expertos nos aconsejan dosis de 20mg cada día para poder ver los resultados entre dos y cuatro semanas después.
Medicina China:
Se aconseja la toma de sésamo crudo ya que es rico en hierro, magnesio y potasio, pero también debido a que baja la tensión arterial.
¿Qué es el modelo neurofisiológico?
Una teoría que podría ayudar...
El sistema límbico nos ayuda a mantener nuestras emociones bajo control. Cuando se encuentra estresado puede activar el sistema nervioso autónomo liberando hormonas, acelerando el ritmo cardíaco, etc. La teoría que mantienen algunos autores es que cuando el sistema límbico y el sistema nervioso autónomo se activan durante un brote de acúfeno, una asociación negativa se desarrolla entre el estímulo y el ruido produciendo en el cerebro un bucle de memoria defectuoso. Y esto sería lo que causa que este ruido se vuelva a ejecutar en el cerebro una y otra vez incluso cuando el estímulo no exista. El acúfeno sólo podría desaparecer si fuéramos capaces de romper dicho bucle.
Sabemos que el acúfeno grave está causado por algo fuera de nuestro sistema auditivo. De ahí que se tenga en cuenta la actividad neuronal en las vías auditivas. Es más, sabemos que los sonidos que llegan al oído evocan una serie de respuestas en el interior del cerebro a medida que van pasando a través de cada sistema. Y por eso, algunos sonidos parecen oírse con mayor o menor intensidad. Resumiendo: ahora ya sabemos que los acúfenos no sólo pueden producirse a través del sistema auditivo. Y, también sabemos que la forma en que un paciente percibe el pitido del acúfeno a nivel emocional cambia drásticamente la gravedad de los síntomas.
¿Cómo funciona?
Lo que nos permite escuchar es el sistema auditivo, que está compuesto por: los oídos, el conducto auditivo, la cóclea y el cerebro. Si una persona escucha un sonido concreto y éste crea un bucle de repetición en el cerebro, se generaría un acúfeno. Este sonido puede ocasionarse normalmente tras una experiencia angustiante: un accidente de coche, una serie donde te identificas mucho con la situación y se escucha un pitido aturdidor, etc.Pongamos un ejemplo: vas a una discoteca con la música muy alta y pasas un buen rato. Te sientes bien con tus amigos y el ambiente, pero tus oídos no dicen lo mismo con tanto sonido, así que empieza a dolerte la cabeza y tus niveles de estrés empiezan a aumentar. Lo que está sucediendo es que tu sistema límbico te está advirtiendo del problema (la mayoría de jóvenes, al beber alcohol ni se dan cuenta, pero el oído sí). Todo ello hace que tus palpitaciones se aceleren, que aumente el dolor de cabeza o que tus palmas de las manos comiencen a sudar (tu sistema nervioso autónomo está reaccionando a la situación).
Muchas personas se levantarán al día siguiente un poco aturdidas por lo sucedido la noche anterior. Pero, hay unas cuantas que sin darse cuenta, habrán creado un bucle de memoria negativo. Es decir, aquellas personas con un sistema límbico o un sistema nervioso autónomo algo más sensible de lo habitual, cada vez que piensen en la experiencia vivida en la discoteca volverán a sentir dolor de cabeza, sudor en las manos o, el pitido que escucharon podría repetirse de nuevo y aumentar si la situación es cada vez más estresante. Y cuando más veces volvamos a la discoteca (por poner un ejemplo) más reforzaremos el bucle.
La conexión entre estos tres sistemas podría ser una de las causas de sufrir acúfenos, y a esta respuesta se le llama “arco reflejo”. Y, por lo que dicen algunos investigadores, para romper dicho bucle deberíamos exponernos a una respuesta neutral durante bastante tiempo. ¿Qué sucede? Que si alguien va al médico debido a un acúfeno y le dicen que no hay remedio y que debe aprender a vivir con él, el paciente se empieza a poner cada vez más nervioso estimulando todavía más su sistema límbico y nervioso, algo que hará que el acúfeno aumente o se retroalimente de nuevo.
RESUMEN:
Para tratar el acúfeno, lo primero que debemos hacer es saber qué tipo de acúfeno estamos sufriendo. Luego, es importante realizar un buen diagnóstico a través de una evaluación auditiva: audiograma, etc. La prueba de LDL ayuda mucho a definir el acúfeno en el caso de querer tratarlo a través de un reentrenamiento del cerebro que no sobre-estimule el sistema límbico y el sistema nervioso autónomo. En tal caso, en vez de reducir los síntomas los empeorarían... El prueba de LDL nos ayuda a conocer la cantidad de sonido que un paciente puede tolerar. Pero además de estas pruebas, es necesario descartar que no haya una causa fisiológica, y por ello es importante comprobar que no haya retención de líquido en el oído medio, una presión negativa, alguna inflamación, etc.
Prevención:
Cuidado con la contaminación ambiental...
Medicina China:
La acupuntura, la moxibustión y los masajes...
En mi consulta de masajes y Medicina China, los acúfenos se suelen tratar a través de la acupuntura, la moxibustión y del masaje (ya que descontracturar y liberar la tensión que suele haber en la zona cervical, mandibular, o en toda la cintura escapular es siempre de gran ayuda). Y siempre, bajo un control médico cualificado.
RESUMIENDO:
Existen muchos tipos de acúfenos que afectan a las personas de formas muy diferentes. Lo más importante es que acudas al médico para que realice un buen análisis de la situación. Cuida tu dieta para evitar la falta de nutrientes, haz deporte para mejorar tu circulación sanguínea y protege tus oídos si estás en zonas ruidosas. Según el tipo de acúfeno, la hipnosis podría ayudarte (aunque no en todos los casos). Técnicas como el masaje de la cintura escapular y la zona cervical aumentan el flujo sanguíneo y suelen ser beneficiosos. La acupuntura, también es una buena alternativa para estimular el cuerpo y equilibrar el sistema nerviosos, pero sobre todo para equilibrar los órganos internos (especialmente, los que tienen relación con el oído).
Apuntes externos:
Terapia de reentrenamiento (TRT) a por Jastreboff y Hazell.
Exploración y tratamiento de un paciente con tinitus. Documento PDF
Terapia de discriminación auditiva (TDA).
American Tinnitus Association
Xavier Turell Nebot
Los aditivos
Dejar de fumar